De antemano me excuso con las personas que se puedan sentir aludidas con esta publicación y con aquella a las que les extrañe este tipo de “carta editorial” dentro Cupcake, especialmente escrita por mí. Pero bueno, iniciamos un nuevo año y después de hacer un repaso mental por el trabajo de las “figuras” propulsoras de la moda nacional, creo que vale la pena poner cartas sobre la mesa y empezar a conversar.
Mis profesores en la Universidad siempre señalan el hecho de que la mejor forma para no validar a los demás, es omitirles, ello bajo la premisa de que lo que no se comunica, no existe. Sin embargo y a partir no solo de algunas publicaciones que he leído en los últimos días, sino también de comentarios que han llegado a mis oídos, creo que es momento de que toda persona que se digne a considerar parte de la creciente escena de moda nacional, haga una retrospectiva sobre su aporte en ella y se vuelva consciente de la autoridad que posee para emitir sus distintos criterios.
El surgimiento de los blogs permite que cualquiera de nosotros pueda expresar su opinión y pensamiento, en caso de no ser muy bueno con la formulación de las oraciones, las redes sociales nos facultan para poder hacerlo en menos caracteres. Si bien, esta ventaja tecnológica nos permite ir más allá de nuestro círculo de primer impacto, debemos de tener cuidado para no pecar en lo que expresamos. No estoy diciendo que nos debamos censurar, al final todos criticamos y nos criticamos en este pequeño gremio de soñadores; modelos, fotógrafos, estilistas, makeup artits, bloggers, diseñadores, periodistas, productores y fashion lovers, – todos lo hacemos-.
El punto está en la forma de hacer la crítica, la intención y el resultado que debería venir de la mano con ella. Para ser más simple, no es lo mismo encarar a una persona u organización que hacer un tweet, no es lo mismo expresar de forma constructiva que evidenciar resentimiento para buscar populismo y por último, no es lo mismo criticar por criticar que acompañar el pensamiento con ideas para desarrollar.
La crítica es tan buena como la autocrítica, siempre y cuando se acompañe de ideas, pensamientos o comentarios que apoyen el fortalecimiento. En lo personal, amo cuando las personas se acercan para hacerme saber mis errores, me considero autocrítico y consciente de estar muy lejos de la perfección, pero con ganas de aprender, ser una mejor persona y poder ayudar a alcanzar sueños.
Se que a este punto ya todo lo que puedo decir ha de sonar repetitivo, así que en serio, les invito a hacer el mismo ejercicio que hice yo para saber ¿qué he hecho? ¿qué puedo hacer? ¿sobre qué tengo bases para opinar? y principalmente ¿cuál es la intención detrás?. Les recuerdo que las redes sociales se han convertido en un arma de doble filo, nos hacen crecer y nos pueden destruir, una opinión es eso: un pensamiento de determinado tema. Sin embargo sería más productivo utilizar estas herramientas para construir un proyecto, apoyar a una persona y criticar de forma constructiva sin caer en la complacencia absoluta.
El pequeño sector de la moda nacional no está en estos momentos para pedradas de espalda, sino que se presta para la unión y quien se anima a participar de lleno, debe buscar la forma de imitar, mejorar e innovar la propuesta existente para hacer crecer el sector, pero no tirar la piedra, esconder la mano y luego sonreír como si nada hubiera pasado.
¡Feliz 2015 a todos!
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Fotografía: Sergio Guzmán